Ponerse en la piel de sus hermanas.

Por la polilla del desván que todo lo ve

Por todos es sabido que Zeta Beta Zeta está en crisis desde que Chelsey dejó a Kay –un caballeroso Omega, con un prometedor futuro como médico –por Finley –un Kappa Tau que a saber qué estudia, pero que le da lo que el primero no puede en la cama-, como todos ya sabréis por los miles de artículos que se han publicado sobre aquel triángulo amoroso. A partir de ese momento salieron a la luz ex presidentas que se tiraban al novio de sus mejores amigas, Zeta Betas que iban saltando de un Kappa Tau a otro … un caos total.
Por suerte la presidenta, Alyssia Electra Worthington, sobresale entre toda esa chusma y mantiene alto el listón en Zeta Beta, echando sermones a sus hermanas sobre los comportamientos que se han de tener y los diez metros de rigor que hay que mantenerse alejadas de un Kappa Tau; ella es la primera en seguir todas esas normas al pie de la letra. Tiene pequeños encuentros, siempre muy cordiales con Roberto Apollón en los que expresan todo el deseo sexual que llevan dentro… dándose un beso en las manos.
No obstante Alyssia, como bonísima presidenta que es, quería comprender mejor a sus súbditas y tenía que comprobar por qué todas se iban con Kappa Taus. ¿Qué hizo? Fácil: no hay mejor manera que sentir algo que hacerlo en las propias carnes.
Efectivamente, pequeños padawans, sintiéndolo mucho por el pobre Apollón que ahora debe de haberse ido a lamer sus heridas a alguna esquina, la presidenta de hielo se derritió completamente ante los… ¿encantos? De un KT. Y de quién, os preguntaréis. ¡Por lo menos sería de Kenneth, que es el presidente!, o de Finley, en venganza al deshonor que supuso para la casa que estuviese con Chelsey. Pero la mayoría de vosotros pensareis que fue con Aidan, al que besó –si, la chica está descocada por todos lados –en Fin de Año y se vio que entre los dos había tensión sexual no resuelta. ¡Pues no!. Por lo visto el candidato perfecto para la presidenta no fue otro que… Matthew Crawford, un simple novicio que conoce íntimamente a medio campus y que se hizo famoso por esa especie de relación que tuvo con Bernardette y ese “intento de” con Taylor. Por lo visto Worthington se consideraba demasiado superior para dormir en un cuarto compartido con tantas chicas y decidió que sería más cómoda la cama de la abuela de los Tarantino; la casualidad quiso que Crawford tuviese una idea similar y al no ceder ninguno de los dos a abandonar la cama decidieron compartirla. ¡Y qué manera de compartirla! Al final dormir, lo que se dice dormir, no durmieron demasiado.
¿A dónde vamos a llegar, querida Alyssia? Porque después de esto has quedado a la altura del betún, no sólo para con tus hermanas, sino también con el señor Apollón y, por supuesto, con la Junta que ya tenía a ZBZ en el punto de mira. ¡Viva Alyssia, la mejor presidenta que ha habido y habrá!